Hijo de granjeros de la zona rural de Carolina del Norte, nacido el 15 de abril de 1881.
En 1933 fue nombrado Director del Servicio de Erosión del Suelo.
Los esfuerzos de Hammond cambiaron la mentalidad de los agricultores estadounidenses hacia la conservación del suelo.
Como director del Servicio, ayudó a comprender y aprender nuevas formas de cultivo que protegían el suelo y preservaban su fertilidad.
Era consciente que de la forma en que se tratara al suelo, iba a determinar la longevidad del mismo.
Pidió por “Un tremendo despertar nacional a la necesidad de actuar hacia la mejora de nuestras prácticas agrícolas”.
Ph. Wikipedia.
“Los estadounidenses han sido los mayores destructores de la tierra de cualquier raza o pueblo, bárbaro o civilizado”.
Hugh H. Bennett
Contexto histórico.
La gran depresión tenía Franklin D. Roosevelt tratando desesperadamente de recuperarse de su fuerte impacto.
Mientras tanto, en las grandes planicies, enormes tormentas de polvo cruzaban el país llevando miles de millas de suelo del Medio Oeste a la Costa Este.
Hubo tormentas de semanas enteras en las llanuras del sur.
La Primera Guerra Mundial, incitó a los agricultores a aumentar la producción.
Los altos rendimientos del trigo en el área, junto con la promesa de prosperidad general, alentaron a más grupos de colonos a moverse hacia el oeste.
Sin embargo, los agricultores no emplearon las medidas necesarias para la conservación del suelo.
Vastas áreas de tierra se habían convertido en tierras de cultivo en las Grandes Llanuras.
Se había eliminado la vegetación natural que mantenía la parte superior del suelo en su lugar.
A esto se le sumaron condiciones climáticas adversas de sequía prolongada lo que dio como resultado la catástrofe conocida como Dust Bowl.
Las tormentas de polvo.
La rápida mecanización de los equipos agrícolas hizo posible que los agricultores araran la mayoría de los pastizales.
La capa superficial, virgen y de pastos nativos con raíces profundas que usualmente atrapaban el suelo y la humedad durante los períodos secos.
Fueron arrasadas por el arado y reemplazadas por cultivos de raíces cortas.
Con el paso del tiempo, estos granjeros literalmente observaron como la preciosa capa superior y fértil de la tierra, literalmente se «volaba» de sus granjas.
Toneladas de tierra fueron barridas de campos áridos en nubes de polvo por cientos de millas.
La sequía y la erosión del Dust Bowl afectaron 40.000.000 ha en porciones de los estados de Texas y Oklahoma y áreas menores de Nueva México, Colorado y Kansas.
Fue la culminación de décadas de abuso de la tierra y una sequía.
En retrospectiva, es fácil ver las trágicas consecuencias: la destrucción de vastas superficies donde creían pastizales naturales que protegían al suelo de la erosión eólica.
Sumado a un retorno a condiciones semi- desérticas luego del corto período de precipitaciones por encima del promedio hídrico anual.
Decenas de miles de familias fueron forzadas a abandonar sus granjas y muchas emigraron a California donde encontraron condiciones que no fueron mucho mejores que aquellas que habían dejado.
La erosión del suelo era ahora un tema de preocupación nacional
Citado por el congreso.
En la década de 1920, Bennett había estado escribiendo activamente sobre la erosión del suelo para revistas populares y científicas.
En mayo de 1934, fue citado a declarar ante el comité del Congreso sobre las Tormentas de Polvo.
Las crónicas relatan que Bennett se presentó al congreso teniendo en cuenta una tormenta de viento que se acercaba a Washington.
El seguimiento de la tormenta fue informado por la prensa, por lo tanto no se conoce muy bien cuánto Bennet podría haber influenciado con el tiempo de su charla.
Uno de los senadores presentes remarcó: “ Se está poniendo oscuro. Quizás una tormenta esté cerca”.
Los comentarios de los periódicos e informes del tiempo indican que el remolino de polvo llegaría en cualquier momento.
Una tormenta de polvo proveniente desde las llanuras que rodean Washington, cubrió el congreso mientras Bennett estaba hablando.
Lo cual hizo que el Congreso no dudara ni un segundo en en actuar.
El 27 de abril de 1935, el Congreso de Estados Unidos aprobó sin un solo voto en contra, la Ley de Conservación de Suelos.
Esta aprobación establecía al Servicio de Conservación de Suelos, actualmente el Servicio de Conservación de Recursos naturales (USDA) y nombraron a Hugh Bennett como su primer director.
Bennett, la fuerza conductora detrás de la ciencia de la conservación del suelo.
Fue el encargado de la implementación en prácticas de conservación y desarrollo de consejos para conservación de suelo y el agua.
En respuesta a la campaña de Bennett para la conservación del suelo, se adjuntó una enmienda al proyecto de ley de apropiaciones de 1930 que autoriza al USDA a establecer una serie de estaciones experimentales de erosión del suelo.
Las ubicaciones fueron seleccionadas por Bennett, e involucraron equipos de investigadores que establecieron parcelas para medir las condiciones de erosión en diversos tipos de cultivos, suelos, rotaciones y sus respuestas a diferentes prácticas y estructuras de manejo agrícola
Como un testimonio de la efectividad de estas medidas, durante el período de sequía que ocurrió en los 50, existió nula o muy poca erosión.
Se dedicó a recomendar a los granjeros cuales eran las prácticas más aconsejables para la producción agrícola, trabajando codo a codo con ellos.
El hecho de ser hijo de un granjero, le facilitó el acercamiento y le permitió conseguir buenos resultados.
Entre las acciones que se llevaron a cabo.
- El Servicio de Conservación de Suelos produjo mapas detallados, algunos utilizando fotos aéreas.
- Se alentó a los propietarios de las granjas de zonas más secas de las planicies a volver a establecerse en otras tierras.
- Las zonas altamente erosionables fueron excluidas de la producción agrícola.
- El Servicio Forestal plantó árboles en tierras privadas para crear cortinas rompevientos.
- Fundó la Sociedad de Conservación de Suelo y Agua.
Bennett ayudó a los americanos a descubrir que la sostenibilidad de la producción agropecuaria y la protección del suelo, el agua y el aire era proteger el futuro.
Fuera de la larga lista de regalos de la naturaleza al hombre, ninguno es tal vez tan esencial para la vida humana como el suelo.
Hugh Hammond Bennett.